The Savage Dragon

Portada de la miniserie original de The Savage Dragon

 
La historia de Image Cómics es bien conocida y es un hito para entender la historia de las historietas norteamericanas de los años 90. Va un pequeño resumen por si alguien no lo tiene tan presente.

Desde fines de los años 80 la editorial Marvel Cómics experimentó un incremento notable de ventas de algunas de sus series principales, apoyada en la creciente popularidad de algunos dibujantes que rompían con los esquemas clásicos y marcaban a fuego con su propia impronta a esos personajes. Cuando ésto se volvió evidente, Marvel les fue dando cada vez más peso y control, hasta llegar al punto de crear colecciones propias para ellos. Los casos testigos son la serie de Spiderman a cargo de Todd Mcfarlane y la serie de X-men de Jim Lee, en 1991, siendo el lanzamiento de ésta última aún hoy el cómic más vendido de la historia.
La relación dibujante/personaje/editorial iba viento en popa.....peeeero....siempre hay un pero. Es obvio que si una revista  vende millones de ejemplares porque dice Todd Mcfarlane en la tapa, y NO porque dice Spiderman, es solo cuestión de tiempo para que el artista considere que le toca algo más que un (gran) contrato de dibujante. Así fue como Todd Mcfarlane y Jim Lee como caras más visibles, junto a los también ascendentes Rob Liefeld, Jim Valentino y Erik Larsen, pegaron el histórico portazo que llevó a la creación de Image Cómics.
Cada creador fundó su estudio, con control absoluto sobre los dibujos, creaciones, fechas de entrega y sobre todo, dinero. El boom fue inmediato, y Spawn de Mcfarlane, Wild c.a.t.s. de Lee y youngblood de Liefeld, rompieron las bateas con dibujos impactantes, coloreado digital, ventas descomunales....y una calidad de guiones muy cuestionable. Los problemas de tiempos de entrega, y calidades argumentales de los inicios de Image son legendarios. Pero hubo una excepción. Silbando bajito apareció una colección con guiones y dibujos del tal vez menos top de los dibujantes exiliados de Marvel: Erik Larsen daba a conocer a su Dragón Salvaje.



The Savage Dragon era un personaje que Larsen había creado muchos años antes, publicándose en revistas independientes. Con la oportunidad de presentarlo ante el gran público que daba Image, Larsen elige realizar una miniserie de tres números a modo de presentación para establecer los puntos importantes del personaje, para que luego el número 1 de The Savage Dragon (serie regular) pueda arrancar a todo ritmo. 
La historia se ubica en el presente en la ciudad de Chicago y cuenta la aparición en medio de un incendio de un hombre musculoso de piel verde y con una aleta de dragón en su cabeza, con una total amnesia sobre su pasado, pero con conocimientos normales del mundo presente. A su vez, se encuentra dotado de habilidades que van apareciendo que no él mismo conoce, como una capacidad regenerativa y superfuerza. El teniente Frank Darling traba amistad con él y le consigue trabajo y alojamiento, pero ve en él una oportunidad de terminar con el reinado de terror en que está sumergida la ciudad, a causa del temible Overlord (un dr. Doom poco disimulado) y su vicious circle, una agrupación repleta de villanos superpoderosos (o superfreaks). Dragón se niega a unirse a la policía, hasta que un violento ataque de los superfreaks a su trabajo con asesinatos incluidos lo hace cambiar de idea, y pasa a transformarse en el agente Dragón, de la policía de Chicago
Estos primeros capítulos mostrarán peleas muy bizarras y violentas con extraños superfreaks, nuevos aliados algún que otro crossover, un interesante elenco de secundarios y una trama que sobrevuela todo: el turbio acuerdo que Frank Darling hizo con los villanos para orquestar el ataque que convenciera a Dragón de entrar en la policía. Ese trato es el secreto que se revela y que explota en el número 7 (literal) en el fabuloso primer enfrentamiento entre Dragón y Overlord.

La hstorica pelea con Overlord


Erik Larsen no era el más popular ni taquillero dibujante exiliado de Marvel hacia Image, pero se convirtió contra todo pronóstico en el mejor exponente de artista devenido en autor integral de esa camada. Larsen escribe y dibuja TODOS los números de Savage Dragon, algo que sus colegas no lograban cumplir, y - dentro de la lógica noventera de héroes musculosos con cara de malos y llenos de armas- logra colar una historia que avanza sin repetirse, que amplía el cast de personajes todo el tiempo, que pega giros insólitos en relación a cualquier cómic similar, que toca temas adultos como establecer claramente la vida sexual de sus personajes, y que genera un universo lógico y complejo. Aún manteniendo en principio, el total enigma sobre los orígenes del protagonista. Pero son detalles como hacer que Dragón sea un policía en vez de un vigilante (al estilo Batman o Spiderman), que su identidad sea pública o cosas como mostrar supervillanos con sus abogados demandando a la ciudad, lo que van haciendo destacar a la trama.



A lo anterior vale sumar que Erik Larsen se va soltando cada vez más en los dibujos probando gran cantidad de recursos, siempre deudor de Kirby cómo es su estilo, pero llegando a puntos muy altos como la espectacular pelea con Overlord del mencionado número 7.
No será la octava maravilla del mundo, pero Savage Dragon es una más que digna serie regular para leer de punta a punta siempre avanzando y siempre de la mano del mismo autor. Una gran rareza para el cómic americano.

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