Finals (1999)


Dentro del amplio catálogo de DC comics siempre ha habido espacio para algunas carreteras paralelas a la gigantesca y principal producción de historietas de superhéroes. Desde cómics de terror, pasando por románticos, espada y brujería, alguna que otra licencia, y demás, todas especialmente potenciadas en épocas de declive de ventas del producto principal encabezado por Superman o Batman, cómo ocurrió en los años 50 o en los 70. Pero hubo un tiempo en que se destacó todo un sello interno que estaba muy bien diferenciado y apuntado a un público bien distinto. Ese sello surge en 1993 y se llamó Vertigo.

 La popularidad y notoriedad que habían tomado algunos cómics y algunos autores a fines de los 80 y principios de los 90, hicieron que la editorial sintiera necesario que el creciente grupo de lectores que consumía los mismos los identificara rápidamente (entendible) y de paso que los más jovenes que leían al universo DC clásico no compraran estos productos por error, ya que se trataba de historietas más de autor, con temáticas para lectores maduros (esta parte es más cuestionable). De hecho, el sello Vértigo surge acompañado del cartelito "Suggested for mature Readers" y con la decisión de ignorar si era necesario al Comic Code Authority, ese organismo que regula lo que se publica en quioscos y que en otras épocas el no tenerlo era sinónimo de bajas ventas pero que para los noventas ya sino estaba no importaba demasiado o era un "Epa, acá debe haber algo interesante".
Cuando Vértigo surge en 1993, lo hace de la mano de Sandman (principalmente), Hellblazer y Swamp Thing, cómics que marcan una tendencia inicial -intencional o no- que asociaba al sello con temática de magia, de misticismo, de oscuridad, lo cual se veía ratificado con posteriores lanzamientos como Books of Magic, the Dreaming, Preacher, etc. En principio la idea era cómics de autor, apuntado a público adulto, y no una temática específica como se estaba dando. Ésto empieza a cambiar a fines de los 90 cuando aparecen otro tipo de éxitos encabezados por 100 Bullets entre otros, lo cual abre el abanico a muchos tipos de cómics distintos como el que hoy nos ocupa: Finals.
Finals es una miniserie de 4 números editados por Vértigo/DC entre septiembre y diciembre de 1999, escrita por Will Pfeifer y dibujado por Jill Thompson. Según palabras de los propios autores, el proyecto estuvo dando vueltas por distintas editoriales como Dark Horse sin éxito, hasta que fue presentada en Vértigo, con la supuesta certeza de publicación apoyada en la colaboración previa de la dibujante en Sandman. Sin embargo, la editorial se tomó su tiempo para darle luz verde, estancando su aprobación durante meses hasta que un editor encantado con la premisa hizo fuerza para que se concretara.





Finals es una comedia negra, centrada en los estudiantes de la Universidad de Knox State, que están cursando el último semestre de la carrera y deben presentar su tesis o trabajo final. Una premisa que daría a pensar en una trama estudiantil cotidiana salvo por el pequeño detalle de que la universidad en cuestión es una cuna de verdaderos dementes cuyo lema "Strenght through study" (Fuerza mediante estudio) es llevado hasta las últimas consecuencias por docentes y estudiantes por igual. Según se cuenta en el primer episodio, en el año 1949 un estudiante de física nuclear de la universidad de Knox State, desarrolló una bomba atómica para sorpresa de sus docentes que lo felicitaron por el hallazgo. Pero un desencanto amoroso lo llevó a detonarla, arrasando con el campus y parte de la ciudad. Mientras las autoridades sobrevivientes debatían el cierre de la universidad, uno de los empleados más afectados por la explosión, de apellido Woolrich, tuvo una visión y convenció al resto de ella: llevar la educación americana un paso más allá, desarrollando una universidad y curricula que lleve a los alumnos a "una experiencia extrema y visceral en cada carrera". De esta forma, Woolrich se convierte en el decano de la nueva universidad de Knox State (Kaos), una especie de competencia salvaje entre alumnos que no dudan en mutilar, matar o morir por su nota.




Los protagonistas de la historia son cinco. Willy Maurer, estudiante de cine, bloqueado durante parte de la historia en cómo desarrollar un film que ya le presentó a los docentes como fabuloso. Nancy Bierce, novia de Willy y estudiante de Religiones Comparadas, su trabajo final es crear un culto sobre sí misma, al cual se suman inexplicablemente muchas chicas de primer año que la adoran como una diosa. Dave Oswald, de derecho penal, para estudiar el comportamiento Criminal se convierte en uno, asaltando y matando sin demasiado remordimiento. Tim Pike, de ingeniería teórica, está desarrollando una máquina del tiempo, la cual logra hacer  funcionar, para ver salir de ella a una versión futura de si mismo que es asesinada en una trifulca con Dave. Así que Tim anda paseando con el cadáver de si mismo como prueba de que la máquina funciona (así lo aprueban) y con la certeza de que va a ser asesinado en un futuro no muy lejano. El último es Gary Skelton, de antropología, que ensaya una involución darwiniana despojándose de su humanidad de a poco y convirtiéndose en un hombre de las cavernas moderno.
Alcanza este pantallazo de personajes principales para entender de qué va la historia. Una especie de supervivencia del más apto muy salvaje, que seguramente satiriza la presión que los estudiantes americanos reciben de su familia y de la sociedad en general a la hora de terminar sus carreras.




El argumento es así de duro como suena, con cero espacio para reflexionar acerca de algunos de los momentos tremendos que se viven, pero que están bien manejados dentro del tono de comedia negra, al punto que los personajes lo toman con total naturalidad. Por el lado del dibujo, un estilo más indie de lo habitual en DC, pero esperable en un tipo de historia como esta, más cerca de Heavy Metal que de Action Cómics.
Una interesante propuesta de variedad por parte de Vertigo, alejándose de lo típico incluso dentro de su propio sello, al menos en esa época. Tan raro fue que no hubo reedición en libro hasta 2011, tal vez necesitando que se calmen las aguas post 2001 para una lectura tan violenta como la que plantea Finals. 

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