Macross 7 Trash


La saga de Macross constituye toda una institución para el mundo del anime. Desde la aparición de su serie original a principios de los años 80 con un éxito gigantesco, ha sido revisitada y continuada en múltiples ocasiones, formando toda una franquicia en sí misma que hasta hoy nos invade con distintos productos. Obviando un poco la archiconocida experiencia en occidente con su alter-ego "Robotech" que es también todo un ícono fuera de Japón, vamos a repasar una de las continuaciones de ésta serie, en éste caso en formato de cómic japonés o manga. Todo un terreno nuevo para explorar, siendo Macross un producto claramente audiovisual con multitud de series animadas, música,películas y videojuegos pero sorprendentemente con poco cómic. 

Macross 7 trash es un manga de 8 tomos que inicia su publicación en el año 1994 en el semanario Shonen Ace de Kadokawa Shoten, acompañando el estreno del nuevo anime de Macross en TV, "Macross 7" a secas. Pero en lugar de ser una cosa la adaptación de la otra (ambas situaciones se dan cotidianamente en Japón) en este caso tenemos dos productos diferentes, en dos soportes diferentes pero ambientados en la misma locación : la nave Macross 7, y en el mismo tiempo, haciendo que en el manga se referencien algunas cosas del anime y viceversa. Pero todo lo suficientemente independiente para que ambas historias se comprendan sin necesidad de consumir la otra.


La segunda particularidad es el autor. Macross 7 trash no está escrita y dibujada por un autor random por encargo, sino que está a cargo de Haruhiko Mikimoto, el diseñador de personajes original de Macross y creador (al menos visualmente) de figuras tan legendarias como Lynn minmay y Hikaru ichijo (Rick hunter para el barrio). Haruhiko Mikimoto es una leyenda, y es todo un lujo para esta secuela que él mismo se haya encargado de ésta versión en manga, logrando el gancho que hacía falta para que todos presten atención.
¿Cuál es el resultado final de todo esto? Allá vamos. Macross 7 Trash transcurre en una de las naves de la flota Macross 7, emigrada hace ya años y con toda una ciudad con civiles viviendo en ella (uno de los conceptos básicos extraídos de la serie original). El protagonista es Shiba Midoh, un joven que participa de un deporte extremo llamado T-crush que tiene cierta trascendencia entre el público, y que vive con la duda sobre su origen, y con el mito de que podría ser un hijo ilegítimo de Max Jenius ,uno de los personajes originales de Macross, y comandante de la flota. Al lado de Shiba siempre se encuentra la joven Enika Cherini, su mejor amiga, pseudo manager y aspirante a cantante. Sus vidas se revolucionan al conocer a Mahara Fabrio, una militar retirada que empieza a participar en la organización de un equipo de T-crush para el que recluta a Shiba. El nudo del asunto va a estar dado por las relaciones entre los personajes, el posible romance o no entre Shiba y Enika, la certeza o no sobre su parentesco con el comandante Max, y , finalmente, el oscuro secreto detrás del deporte T-crush que de algún modo es una pantalla tanto para militares humanos como para Zentraedis (la raza enemiga de macross original). Los primeros para probar tecnología y posibles pilotos, y los segundos para, mediante el juego, "extraer" las emociones de los humanos (de las cuales ellos carecen).


El manga es visualmente atractivo, responsabilidad de alguien que sabe de memoria esto de diseñar personajes con mucha personalidad desde lo gráfico, y apoyado en unos cuantos ayudantes que completan los fondos y los diseños mecánicos. Los problemas empiezan cuando, aparte de dibujos muy buenos, hay que contar todo esto en forma de historieta. Y ahí es donde tenemos una historia descomprimida en exceso, con ocho laaaaaaargos tomos que tienen secuencias demasiado largas, llenando páginas y páginas que no hacen avanzar la trama todo lo que se espera, y aburren incluso por momentos. Para empeorar, hay un detalle que no se puede dejar pasar: el deporte T-Crush NO SE ENTIENDE. Sabemos que hay dos participantes, que "patinan" con unos deslizadores flotantes y se pelean de alguna forma, sabemos que caen y hay un conteo, pero las secuencias son veloces, cargadas de líneas, con mucho primer plano, y nunca una recapitulación de qué es lo que está pasando. Solo pensar en la pedagogía de Takehiko Inoue en Slam Dunk y su infinita paciencia para explicar las reglas del basket, un deporte que todos conocemos y que EXISTE, nos demuestra que ésto es una falencia. Lo mejor, como se dijo más arriba, son los diseños de personajes (Mikimoto muy arriba) y, paradójicamente, las escenas intimistas que están muy bien logradas, con silencios, miradas y movimientos, logrando que uno desee que las páginas de T- Crush pasen rápido para llegar cuanto antes a ver si Shiba se le declara o no a Enika. En fin, la telenovela a la orden del día. En ese sentido, una fiel secuela de Macross

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