Spiderman: Back In Black

 





Hace algún tiempo reseñábamos ACA la saga de Spiderman que sucedía paralelamente a los hechos de CIVIL WAR, una historia titulada “La Guerra en Casa” que exploraba las consecuencias de ese sacudón que significó para el arácnido el hecho de hacer su identidad publica para apoyar el acta de registro de Iron-Man.

 La continuidad de la historia mostraba que Peter Parker se daba cuenta de su error, y enfrentaba a su ex socio, ahora como parte de las filas del Capitán América. Pero un aspecto interesante era ver cómo , fuera de la saga principal, la vida de Spiderman daba un vuelco cuando TODOS los personajes secundarios, villanos y cualquiera que haya pasado por la colección, sabia de pronto la identidad del superhéroe. El temor de toda la vida de golpe era real, y la Tía May y Mary Jane Watson (tía y esposa de Parker) escapaban al anonimato, escondiéndose en hoteles de mala muerte del potencial peligro que significaba que alguien quisiera atacar al arácnido a través de su familia. Asi terminaba aquella saga.


Y la continuación no podía ser más espectacular. Wilson Fisk (el mismísimo Kingpin) está en prisión y orquesta desde ahí el asesinato de Peter Parker a manos de un francotirador que espera pacientemente el momento adecuado, luego de recibir la información del lugar donde el arácnido y familia están parando. Pero el sentido arácnido logra salvar al héroe, más no a su inmortal Tia May, que recibe el balazo en el pecho de lleno.

Así empieza la saga inmediatamente posterior, de la mano de J.M. Straczysnki en guiones y un impecable Ron Garney en dibujos. La tarea no era fácil. Ya hablamos por acá del status quo de estos personajes, y lo difícil que suele ser para todos (público, críticos, autores y editores) amoldarse a ellos. Straczynski no se anda con vueltas y pone a Spiderman de frente a su mayor miedo y a EL motivo que lo ha hecho llevar una doble vida y una máscara. Y ver a nuestro querido arácnido reaccionar ante este hecho, tan planteado a lo largo de los años, tan esbozado en globos y captions de pensamiento, frente a frente por primera vez resulta todo un hito, no tan reconocido como se merece a mi juicio.

Tras llevar a May a un hospital (donde entre otras cosas no puede decir quién es, por miedo a más represalias!), Spiderman se sumerge en la búsqueda del responsable. Al mejor estilo Batman, golpeando criminales, recopilando información, sumergiéndose en los infiernos, sin chistes ni frases ingeniosas, pura violencia detectivesca. Y para caer en lo más bajo y más oscuro (del mundo criminal, pero también de su mundo personal), nada mejor que un traje que acompañe el sentimiento. El hombre araña se enfunda en su clásico traje negro, y la saga se llama (con genial parafraseo a AC DC) “Back in Black”. Aplausos.

La trama es vertiginosa, con la búsqueda del asesino y del responsable que contrató a ese asesino, al tiempo que hay que estabilizar a May que lucha por su vida en la cama de un hospital. Spiderman golpea a todo y a todos, un poco para amedrentar a quien ose volver a meterse con su familia, y otro poco por la impotencia de saber que su nueva situación no tiene vuelta atrás. Y se dará el encuentro con Kingpin, en una lucha en la cárcel, frente a todo el mundo criminal y sin policías. Memorable.

La historia fluye sin problemas, casi sin pausas entre la saga anterior y esta, y con algunos momentos muy pero muy bien ejecutados. Ron Garney dibuja en estado de gracia, con algunas secuencias sin diálogos fabulosas y tomas y ángulos perfectos, sin descuidar cuando estalla la acción ni cuando tenemos solo el clima de dos humanos llorando sobre la cama del hospital.  Tan bien me resultó esta saga, que es indignante que sea el preludio a “One More Day”, donde la situación de la tía May se a resolver de modo bastante vergonzoso, y la irreversibilidad de la que hablábamos va a quedar en un costado. Pero es historia para otro dia.

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