Night Mary (2005)

 


Nos metemos en este caso en un género clásico pero un poco difícil a mi criterio para hacer historietas: el terror. Y digo difícil, pero no imposible, ya que es un tipo de comic que va a requerir de habilidades muy pulidas de parte de los autores para generar los “climas” necesarios para asustar o perturbar.  Siempre la narrativa es importante en un comic, para no confundir, para ir para adelante sin dudas en la trama, pero en este género, encima, hay que sorprender o asustar, así que la importancia de cómo se cuenta (sin apoyarse tanto en los textos) pasa a ser más vital que nunca. Por suerte, creo que se consigue en la historia que nos ocupa.

Se trata de Night Mary, una miniserie publicada en Estados Unidos por la editorial IDW (un refugio últimamente para autores que trabajan en franquicias o en historias de creación propia, junto a algunas editoriales similares) en el año 2005, escrita por Rick Remender y dibujada por Kieron Dwyer. La historieta se publicó en 5 comic books aunque está claro que fue pensada como una única novela gráfica, porque los saltos entre capítulos son casi imperceptibles (cuando no inexistentes) y al salir el libro recopilatorio se puede leer como una unidad sin cortes ni pausas que podrían sugerir su forma original de publicación.

Night Mary cuenta la historia de Mary Specter, una chica de 17 años que tiene la habilidad de meterse en los sueños de la gente, habilidad que su padre, el profesor Specter (un psiquiatra aparentemente) utiliza para tratar a sus pacientes directamente desde su subconsciente.  Resulta que algunos de los últimos pacientes empiezan a sufrir alteraciones en su conducta, que los lleva a suicidios y hasta a asesinatos a terceros, cosa que empieza a llamar la atención del FBI que envía a un agente a investigar de qué se trata exactamente el tratamiento del profesor Specter y su hija. Mary, por su parte, participa de estos “experimentos” motivada en gran medida por la posibilidad que le genera su don de tener algún tipo de contacto con su madre, en coma desde que ambas sufrieron un accidente de autos hace ya varios años. La duda de los efectos colaterales del “tratamiento specter” seguirán creciendo con más pacientes ayudados por Mary en el mundo de los sueños (a superar traumas, desbloquear recuerdos, etc) que al despertar se transforman en asesinos, y con el nuevo dato de una “tercera” presencia que Mary empieza a notar en los sueños (fuera de ella y el paciente) que trata de comunicarse con ella y parece ser la responsable de estos cambios de conducta. Todo muy Freddy Krueger. La identidad de esa presencia y su vínculo con el pasado del profesor Specter, serán los misterios que Mary deberá resolver sin morir en el intento.

Un interesante planteo y desarrollo, de una trama digna de una buena película de terror, cosa que los propios autores reconocen al responder una entrevista al final del tomo, cuando dicen que desarrollaron una idea con la intención de que sea serie, película o comic. Sin ir más lejos, en 2009 una productora adquirió los derechos para cine, aunque aún no hay noticias al respecto (al menos no con ese nombre).

Vale la pena destacar el dibujo de Kieron Dwyer en esta obra. Una especie de boceto directo, terminado con mucha oscuridad, muy saturado, y con un color único por secuencia. Hay partes del libro donde todo es azul, o todo es gris, con distintas tonalidades y mucha oscuridad. Y por supuesto el hallazgo de cambiar totalmente el registro para las secuencias de sueños, con un dibujo mucho más limpio, pero a la vez más simple y colorido. Esto no solo sirve para que el lector diferencie cuándo lo que vemos es un sueño y cuándo es real, sino para cambiar de nuevo el registro cuándo el tipo de sueño lo amerite. Finalmente, una vez establecido el código, los propios autores lo desafían para confundirnos, en esas escenas fabulosas donde Mary se despierta, y todos empiezan a actuar de formas de lo más extrañas, para descubrir que en verdad sigue soñando. Un aplauso para ese recurso.

Night Mary fue publicado en castellano por Norma Editorial, dentro de una colección de comics de terror llamada Made in Hell en el año 2007, y como suele suceder, los sobrantes de aquella edición se consiguen con cierta facilidad en Argentina.

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