El Eternauta: El Mundo Arrepentido

 



Volviendo al nutrido mundo de la historieta argentina, vamos a quedarnos hoy con una de las menos legendarias historias de un personaje legendario. Porque casi todos sabemos en mayor o menor medida que el Eternauta es la más celebrada creación nacida en los cómics de nuestro país, producto de la colaboración de dos autores grandiosos como lo fueron Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Y también cualquiera que conozca un poco de éste medio puede citar la genial historia original, con esa particular historia, serialización y formato, que trascendió por sus logros propios como obra, como por todas las sublecturas y capas de profundidad que le dió su guionista y que son objeto de análisis hasta hoy. Por eso, y para variar un poco, vamos a centrarnos en una de sus secuelas. Una historia mucho menor, pero que salta a la atención de todos desde que lleva la palabra "Eternauta" en su título.
"El Mundo Arrepentido" fue el nombre de ésta historia, que sería la cuarta entrega de las "aventuras" de Juan Salvo (siendo la primera de 1959 la más celebrada, la segunda de 1976 y la tercera de 1983, éstas últimas ya en editorial Record) y se publicaría en 1997 en una revista dominical llamada "Nueva", que se distribuía junto con algunos periódicos de aquel momento. Terminada la serialización, sería recopilada en formato libro por el Club del Comic (toda una rareza).
Al frente de la faz gráfica vuelven los dibujos del maestro Solano Lopez, y tanto los guiones como el coloreado están a cargo de Pablo Maiztegui (Pol). La historia escapa por primera vez de la lógica de todas sus predecesoras, mostrando una de las tantas posibles situaciones en las que Juan Salvo se ve envuelto en su condición de viajero de la eternidad. Unos jóvenes científicos están en el cerro uritorco llevando a cabo una investigación, tomando señales con sensores y artefactos de su invención en el año 1999, hasta que un aparato "defectuoso" parece captar algo. Ese algo  termina siendo la materializacion del Eternauta, en uno de sus no controlados arribos, quien conversando con los jóvenes descubre que se encuentra en una tierra (o continuum) donde la invasión de los manos y los ellos jamás ocurrió. Juan Salvo cuenta su historia, y la curiosidad de estos cientificos lo lleva a narrar su última aventura (inmediatamente anterior a ésta aparición) en un planeta lejano y su cruce con una civilización de vacas parlantes, con sus disputas palaciegas, de poder, sus revolucionarios, y derrocamientos incluidos.


Una historia menor decíamos antes, siendo algo que se resuelve mucho más rápido y que no tiene mayores consecuencias emocionales para el Eternauta, que es poco más que un espectador de lujo en una guerra civil entre vacas. Dentro de un argumento tan sencillo, lo mejor está en algunas reflexiones de Juan Salvo sobre el multiverso, en su nostalgia por el pasado y en su cansancio por este peregrinaje eterno al que ya está acostumbrado. Y también un remate inesperado en los últimos cuadros que nos da un indicio sobre el lugar donde pasaron las cosas que no necesariamente se ve venir. El dibujo es el Solano Lopez de los 90, muy suelto, aprovechando el formato de página más grande, con muy buenas puestas en páginas (mucho más modernas que la historia original desde ya) y los impecables dibujos de figura humana, vehículos y paisajes de siempre. En esta oportunidad aparece el color, que no está mal para esa época pero que con el paso del tiempo se lo ve un poco chillón, como un coloreado digital un poco estridente. Y después está la polémica decisión del "traje" del Eternauta. No se sabe si se incluyó para acercarse al lector de superhéroes o porqué, pero no tiene grandes motivos para figurar en la historia, y la hunde un poco en la estima de los lectores, que conocen al mundo arrepentido cómo "la que el Eternauta tiene traje de superhéroe" cuando en realidad es un cómic llevadero, que, sin tener las expectativas de igualar la obra original, se deja leer sin problemas. Tal vez por encima de algunas otras secuelas un poco más pretenciosas.



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